En la larga noche insomne
volviste a visitarme llama incesante
logrando causar estragos en mi.
Abrasado al furor de aquel rescoldo
me retorcía probando mi propia carne cual elixir divino
embriagado en un cóctel de hormonas deliciosas al cual sucumbí...
¡Y si soy humano si siento!
Y anoche mis carnes querían mecerse y salir a pasear o tomar el aire que aprisionadas se sentían.
Y me levanté en medio de ese sueño ardiente que resulta era realidad pidiendo a gritos placer, placer, placer.
Y salieron a borbotones a jugar...